En boca de un poeta:

Canto de amor a Stalingrado

Honor a ti por lo que el aire trae,
lo que se ha de cantar y lo cantado,
honor para tus madres y tus hijos
y tus nietos, Stalingrado.
Honor al combatiente de la bruma,
honor al Comisario y al soldado,
honor al cielo detrás de tu luna,
honor al sol de Stalingrado.


lunes, 28 de junio de 2010

Más de medio siglo “on the road”

Hay personas que merecen ser conocidas e historias que merecen ser contadas.

Ayer fue un día atípico, junto a mi amigo y hermano casi de sangre Diego García deambulé por las calles de Logroño con un equipo de grabación profesional prestado en busca de dar voz a los que la perdieron. Por la mañana entrevistamos a Yolanda, una señora de 43 años que sufre trombosis y que está postrada en una silla de ruedas hasta su eternidad, una persona dependiente que duerme en un cajero, la acompaña en todo momento Samuel, otro sin techo, portugués de nacimiento pero español de corazón, la verdad que fue un rato muy agradable la tertulia con ellos, cuando este el vídeo lo pasaré, no obstante ahora no hablaré más de su triste historia.

Por la tarde salimos de nuevo a la calle, cámara en mano, parecíamos dos reporteros de Callejeros, sentados en un escenario que habían montado en la Plaza del Mercado, nos paramos a meditar sobre que hacer y que grabar. En ese momento vimos aparecer el camión rojo que sofoca incendios, varios bomberos extintor en mano corriendo y a una patrulla de la policía, fuimos detrás de ellos con la cámara en on, poco vimos, y lo poco que vimos nos lo hicieron borrar los agentes de la ley, uno de ellos un viejo conocido con el que hace no mucho tuve un juicio, me denunció por lo penal, mi delito llamarle fascista y opresor, no fue mal la cosa, desde aquella sentencia favorable para mi no me guarda mucho cariño. Como digo, con no muy buenos modos, nos obligaron a regrabar encima de lo grabado y nos pidieron los carnets.

Algo chinados, seguimos en nuestra búsqueda, pocos metros más allá debajo de los soportales que dan nombre a la logroñesa y céntrica calle de Portales, encontramos a un barbudo anciano, en una mesa que tenía montada, echaba las cartas, ofrecía servicios de tarot y astrología, había varias monedas de poco valor en su chiringuito, no le hubiéramos dado quizás mayor importancia de no ser por el letrero con el que se anunciaba, decía y transcribo literalmente lo siguiente:

“Viejo hippie en apuro
Desde el 1958 “on the road y sigo”
Agradezco una ayuda y 1 cigarrillo o 2!!!
Gracias, thanks, merci.
PD: También una birra sería bienvenida!!!
GRACIAS”
También había varios dibujos en su cartel anunciador, entre ellos una lunita y un corazón.

Se llamaba Shasha, llevaba todas sus pertenencias consigo, una mesa plegable, un par de mini taburetes, plegables también, una mochila muy chica con algo de ropa, un saco de dormir un par de libros y un maletín con un viejo ordenador portátil.
Me jodió no tener ni un triste pitillo, ni una moneda para darle, sin embargo con rapidez entablamos conversación , enseguida me invitó a sentarme a su lado, le expliqué lo que andábamos haciendo e ipso facto se prestó a colaborar con nosotros, me dio un abrazo fraternal, aunque luego me di cuenta de que su abrazo era más paternalista que otra cosa.
Solo nos quedaban veinte minutos en la cinta y no podíamos filmar mucho, acordamos entrevistarle a él y a su vez hacer una denuncia contra el cambio climático, acepto encantado, con una serenidad absoluta comenzó a hablar del protocolo de Kioto y de cómo los perros yanquis capitalistas siempre se habían negado a firmarlo, habló de Al Gore y de cómo este se había forrado a causa de vender medioambientalismo sin cumplir lo que predicaba, me desbordó con datos que para mi eran desconocidos y lanzó un mensaje a favor del reciclaje, a favor de la concienciación sobre el respeto y animando a los seres a estar en sintonía con la Madre Patria Naturaleza. Fue bastante didáctico y desgarrador. Somos unos egoístas nos cargaremos la Tierra, la capa de ozono está muy tocada, dentro de no muchas generaciones esto se acabará, negaremos a nuestros hijos el disfrute que nuestros padres no nos negaron, decía mientras le invadía la pena.

También nos narró pasajes de su vida, que ahora os contaré, una vida en cuyos últimos cincuenta y dos años ha dedicado a seguir la máxima de Kerouac, “On the road”, más de medio siglo en la carretera.

Quedaban ya pocos minutos de filmación y el cielo de Logroño empezó a escupir agua como llevaba mucho sin escupir, dejamos de filmar y ayudamos a trasladar su mesa y el equipo a un lugar más resguardado, llovía a cántaros, con mucha fuerza, ante semejante panorama no podíamos abandonar los soportales por que la cámara si se mojaba resultaría dañada. Todo esto que hasta ahora he escrito, es para poner voz a la historia de Shasha, el viejo hippie con el que mantuvimos tres horas de íntima conversación entre litrona y cigarrilos.

Las tres horas dieron para mucho y para contar la historia de Shasha, que ahora tengo fresca y me acuerdo de todo detalle he de remontarme al principio.

Shasha, nació hace 68 años, siendo italiano, luego fue yugoslavo y ahora es croata, vio el mundo por primera vez en una cárcel donde su madre fue internada, al ser su padre hecho preso por los nazis en el 41 y llevado a un campo de exterminio. Su padre, comunista y partisano de Tito fue de los pocos supervivientes en su campo de concentración, volvió a casa en el 45 pesando 40 kilos en su metro ochenta de altura, cuando el Glorioso Ejército Rojo derribó al III Reich, Shasha conoció a su protegenitor cuando tenía ya 4 años.

Aunque ahora admite que ojalá volviera la Yugoslavia titista, en su día no estaba muy de acuerdo con el Socialismo ni con el Capitalismo, a parte comentó que el a pesar de no ser Socialista había estudiado marxismo y que en Yugoslavia había cosas que atentaban contra los principios básicos de la teoría marxista, además siempre fue un Estado no alineado, de todas formas Tito, es lo mejor que le ha pasó a Yugoslavia el siglo pasado, era muy buen político y el pueblo lo quería, decía Shasha, y a su vez se apenaba al recordar lo que pasó después de la caída del Socialismo (triunfo de la contrarrevolución que diría yo), los Balcanes todavía sangran se lamentaba.

Habiendo cumplido los 15, cayó en sus manos el libro que Kerouac escribió en un rollo de papel higiénico, y en sus páginas descubrió lo que quería hacer de su vida, “on the road”, ese era su destino. Shasha un joven melenudo aprendiz de bohemio, transmitió a sus padres sus intenciones, quería enrolarse en la magia de la carretera, quería ser hippie.
Sus padres, no entendieron lo que el reclamaba, y aunque les fue difícil aceptar a su hijo rebelde acabaron haciéndolo, tenía entonces 16 años y su padre le firmó una autorización para que pudiera emprender su caminar que hasta nuestros días dura. Le dio algo de dinero y le dijo, esto es para ti, no es mucho, pero algo podrás tirar con él, has de saber también que es la primera y última vez que te ayudo en la materia económica mientras decidas llevar esta vida, la he aceptado y has de ser consecuente, si vuelves a casa, deberás amoldarte y estudiar, ir a la universidad y ser una persona “normal.” Jamás volví a casa para quedarme, decía Shasha, y papa jamás volvió a darme dinero, no hizo falta, hoy en día pocos hippies quedamos, los de ahora son niños de papa alemanes y europeos que tienen una Visa Oro en el bolsillo y todas las facilidades del mundo, eso no es ser hippie, ese no es el espíritu, concluyó Shasha.

Su primer viaje, a dedo durante tres días, le llevó a Estambul- Bizancio-Constantinopla, se maravillo con la belleza del Palacio de Topkapi y se pilló un gran ciego de varios días , supo que desde ese momento iría de un lugar a otro, que no se establecería, que no entraría dentro de la norma, conoció a más como él y empezó su peregrinar.

Peregrinar que le ha llevado por los cinco continentes y por los siete mares, dijo que a veces le había tocado trabajar, pero que la vez que más tiempo lo hizo fue durante 4 o 5 meses, luego marchaba con lo que había ido juntando rumbo a otra aventura, a otro país, a seguir “on the road”.
Cuando le pregunté que en cuantos países había estado, me respondió que era mejor preguntar en cuales no había estado. De Europa y la antigua URSS estuvo en todos los lugares. Recorrió todas las Américas, la del Sur la del Centro y la del Norte, en esta última hizo su mayor viaje a dedo, la ruta 66, estuvo en Woodstock en el 69, deambuló por Canadá y por México, conoció la mayoría de islas caribeñas. Después del mar de las Antillas se subió de polizón a un barco, que le llevó hasta la sagrada tierra del Ganges, donde se quedó tres años “viviendo”, llevaba mil dólares que había conseguido juntar trabajando en Santo Domingo, en la India compró una moto-casa por 50 dólares y se recorrió la antigua colonia inglesa de lado a lado. Recorrió más países del continente asiático y de nuevo sus pasos le trajeron a la vieja Europa, siempre “on the road” y sin una ruta establecida deambuló por el viejo continente y cruzó el estrecho, Marruecos y el kifi le encantaron, añoró sus días en el reino alahuita, conoció los países del Magreb y los subsaharianos. A España llegó en el 86 cuando esta entró en la UE junto a Portugal y se siente maravillado por nuestra tierra, Andalucía le encanta, vivió dos años en una cueva de Granada y se enamoró del flamenco, estudió el cante jondo y aprendió a apreciarlo. Ha recorrido todas las ciudades de la geografía española y conoce bien a sus gentes.
Mientras seguía lloviendo, Shasha fumaba un cigarro tras otro, yo también, nos dijo que no sabía dónde dormir, había encontrado un sitio en la ribera del río que le encantaba pero le sería imposible pernoctar allí por el chaparrón, le dije que cerca había un albergue y se medio mosqueó con cariño conmigo, mi sitio está bajo las estrellas dijo, no aguanto estar encerrado entre paredes, me parece bien que haya albergues para quien los necesité, pero yo no, me niego, vi una galería cerca de la estación de autobuses, dormiré allí, finalizó Shasha con plena seguridad.

Hablamos de muchos temas, la tres horas dieron para bastante y francamente he de confesar que tras hablar con Shasha opino que soy un inculto y que me falta demasiado por aprender, el viejo hippie habla seis idiomas perfectamente y se defiende en varios más, tiene unos conocimientos históricos y geográficos increíbles y nunca fue a la escuela, todo lo aprendió “on the road”. También haciendo gala de mi sinceridad he de decir que envidio profundamente a ese hombre y que yo jamás tendría su valor. Por otra parte tampoco quisiera tanto tiempo de aventura, ya que llegará el día que toque establecerse, formar familia y esas gaitas.

Como ya dije Shasha transita ya los 68 años, es consciente de que el cuerpo por motivos naturales a su edad empieza a fallar, durmiendo cada noche en el suelo es muy posible que le venga la artritis, ha cometido muchos excesos y ha fumado desde los 10 años hasta ahora, el pulmón ya le dio un susto en forma de efisema, algún día se verá obligado a dejar el placer del tabaco y del hachís, de momento seguirá fumando, le encanta. Consciente es también de que 68 tacos son unos cuantos y que este tren de vida “on the road” no lo podrá llevar siempre, es optimista no obstante, en el clan familia todos han sido muy longevos y pasaron los 90 incluso algunos miembros llegaron a ser centenarios, por ello piensa que al menos diez años de ruta le quedan y no está dispuesto a amoldarse, el día de si muerte será el día que no pueda valerse y no pueda viajar, cuando llegué ese día, espera su turno para ir al mundo de los muertos. En ningún momento se arrepiente de lo que ha hecho y si naciera de nuevo repetiría.
Lo único que le queda por hacer y que asegura que hará es conocer China y deambular pos los mágicos rincones del gigante amarillo, después de ese viaje ya habrá cumplido y hecho todo lo que tenía que hacer, ahora espera que desde su embajada en Madrid le manden una documentación nueva, ya que hace pocas semanas en Sevilla algún hijo de mala madre le robó la cartera donde guardaba sus documentos y su pasaporte.

Se hizo muy tarde, llegó el momento de la despedida , me dio mucha pena dejarle, con bastante seguridad no vuelva a verlo. Me dejo su correo electrónico que es su única forma de saber de sus viejos camaradas de viaje y de sus familiares en Italia y Croacia.

Aquí no hay wifi, vaya mierda, dijo. A ver si donde duerma hay y así mando un correo a mi primo que debí ya haberle mandando.

Antes de irnos, me regaló un libro y yo le prometí un soneto, me pidió que la mandara las fotos que junto a él nos habíamos hecho, por supuesto le dije que las tendría y le mostré mis ganas por saber más de él, que me gustaría estar al día de sus andanzas y le animé a que el me escribiera de vez en cuando también. No te prometo nada, pero no te digo que no, me respondió. Nos dio un muy sentido abrazo de nuevo y le agradecimos todo, el nos lo agradeció a nosotros y se mostró muy feliz de haber mantenido una buena tertulia.

Luego nos fuimos, allí se quedó Shasha, el viejo hippie, regalando su sonrisa al mundo y a los viandantes.

Salud Shasha compañero, tengo la certeza de que quedan muchos años “on the road”, muchos lugares a los que viajar, y China, China la verán tus ojos.

Como dije al principio, hay personas que merecen ser conocidas e historias que merecen ser contadas.

Aitor Cuervo Taboada


9 comentarios:

  1. La verdad que tu forma de escribir es única, me engancha la capacidad que tienes tanto para escribir poemas como para narrar historias, esta es estupenda desde luego y muy emotiva, simplemente me encanta y si no te importa la compartiré en el facebook.

    Un abrazo compañero y gracias por escribir, no dejes de hacerlo.

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  2. Que historia más genuina, la de este hombre. Qué envidia.

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  3. La ostia, vaya historia, vaya hombre. Genial Cuervo me ha encantado.

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  4. fantástica Aitor, me asombra, es como en la película de Hacia rutas salvajes (la cual te recomiendo) o el libro, que no lo he leído, es la historia de un hombre que abandona todo lo que tiene, por buscar la vida on the road, gracias y sigue así.

    Castroteba.

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  5. Versos y rosas, sin problema, ya sabes que puedes compartir lo que quieras, pon eso sí, mi nombre y un enlace al blog.

    Desde luego Amador que es una historia genuina y única me atrevería a decir.

    Conozco la historia Castrobeta, tengo el libro de Jon Krakauer(ahora mismo no ya que lo presté). Hacia rutas salvajes es uno de los mejores libros que he leido y lo recomiendo muy a menudo,es más a Shasha le recomendé la lectura de las aventuras de Alexander Supertramp , la película no la ví.

    Será que siempre tuve alma de mochilero, su trágica historia me fascinó.

    Un abrazo a tod@s.

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  6. la película está muy bien, y la banda sonora es fantástica, de Eddie Vedder.
    Paz

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  7. yo tambien estube hablando un rato con este hombre y si tienes el email de el y si no te importa te pasare una foto para que se la mandes.

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  8. Yo tambien pase un rato con este hombre, aunque no disponia de mucho tiempo y lo tube que dejar, iba con un amigo que estaba preparando unas fotos para una exposicion y si es posible me gustaria pasarte una foto para que se la enviaras.

    Un saludo.

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  9. que historia!! Que suerte haberte topado con una persona tan autentica...he alucinado con el relato, de verdad. Cuantos valientes (porque hay que echarle cojones a una vida de aventura y asfalto) como Shasha pasan inadvertidos a nuestros ojos?? Hay mucha gente ahi fuera a la que mmerece la pena escuchar.
    Avisanos si te llegan noticias de China. ;)

    Un saludo!

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